En esta ocasión os traemos un artículo muy especial. Se trata de un hilo creado por nuestro compañero el Dr. José R. Castelló en el Foro de Fonamad en el que nos habla de su experiencia con los cocodrilos americanos en su viaje a Cuba. Este artículo vendrá seguido de otras entradas en el Blog que completan las especies que nuestro compañero pudo observar en este mismo viaje. Esperamos que disfrutes de ellos tanto como nosotras!
Cuba alberga uno de los ecosistemas marinos caribeños mejor conservados, los Jardines de la Reina, un archipiélago formado por varias islas deshabitadas de manglares y corales, ubicado a 81 km de la costa sur de Cuba. Este lugar fue nombrado por Colón en honor a la reina Isabel de España, y el área sigue siendo tan salvaje como cuando fue descubierta hace cinco siglos. Actualmente es un Área Marina Protegida, con estricta protección por parte del gobierno cubano y solo unos pocos barcos cada año pueden visitar este archipiélago. Es este grado de protección el que permite que este archipiélago siga manteniendo su estado salvaje prácticamente intacto.
Aunque son numerosas las especies que podemos encontrar aquí, en este artículo nos centramos en los cocodrilos americanos. Jardines de la Reina es probablemente uno de los pocos lugares del mundo donde es posible fotografiar, en aguas claras, en un entorno salvaje, y sin protección, cocodrilos de agua salada (cocodrilo americano, Crocodylus acutus), una especie vulnerable, distribuída por todo el Caribe.
Esta especie, generalmente tímida y agresiva, parece haberse vuelto curiosa cuando los barcos y buzos aparecen en los manglares. Los guías, además, lanzan algún trozo de pollo al agua, para facilitar la interacción. Sobra decir que estas actividades cumplen con las normativas correspondientes. Obviamente nuestros guías nos recomendaron tener precaución, entrar en el agua suavemente, manteniendo siempre los ojos en el cocodrilo, y usar nuestra cámara como parapeto.
Todas las fotografías fueron hechas haciendo snorkel (no buceo autónomo), dado que esta zona de manglares es muy poco profunda. Alguna que otra dentellada cayó en la cúpula de la carcasa submarina, pero excepto en los momentos en los que había peleas entre dos individuos (momento en el que la prudencia recomendaba apartarse), la sensación de seguridad era relativamente aceptable. En la fotografía de abajo, puede observarse una pelea a pie de las escaleras de nuestro barco.
Todas las fotos están hechas con una Canon R6 y un objetivo ojo de pez Canon EF 8-15 f/4L, con luz natural, en una carcasa estanca de Nauticam.
En la imagen de abajo uno se hace a la idea del tamaño de los individuos que vimos, probablemente adultos jóvenes, de unos 3-4 metros de longitud.
Artículo e imágenes realizadas por
José Ramón Castelló
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